Hoy os traemos tres lecturas muy singulares. Son libros vivos que se construyen a partir de las acciones del lector. Intervienen varias personas para la lectura o interpretación de la historia, y hay una relación inseparable entre la imagen y la palabra.
Otra particularidad en la que coinciden es que se presentan en forma de cartas. Nos han encantado. ¿Te animas a conocerlas?
Un deseo gigante
No puedes imaginar lo útil que puede ser tener un dragón hogareño. Es posible que al principio te asuste un poco, pero como a Marta y a su familia, las ventajas de andar por casa de este gigante animal te quedarán pasmado.
Marta nunca pudo imaginar que su deseo se hiciese realidad.
Detrás de cada propuesta de lectura debe haber una historia interesante, bien narrada y que se alíe con tu curiosidad.
Lo sorprendente de esta lectura además, es la forma en la que vamos a descubrirla.
Se trata de 8 postales numeradas en las que de manera secuenciada va escrita la historia. Solo tendrás que escribir la dirección postal del destinatario, pegar el sello y echarlas al buzón de Correos. Puedes hacerlo de modo que vaya recibiendo cada día una parte de la historia.
Raquel Díaz Reguera ha escrito la historia y también la ha ilustrado con su estilo tan particular y ya reconocible. Cada postal tiene un trocito del dibujo global, provocando un puzzle mural superchulo.
Esta manera de leer acumula muchas situaciones creativas y emocionantes: enviar por correos la historia, la sorpresa de recibir algo a tu nombre, la espera de completar la historia, el secreto del remitente que solo se desvela al final con la postal número 9 , el formato en caja para guardar las postales… !Todo nos parece genial!
Sin duda es una apuesta editorial que aplaudimos por su originalidad y contenido.
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Los tres cerditos
Editorial Nandibú, 2014
La historia se narra e ilustra mediante 20 fichas en cartulinas que se combinan para formar una única gran imagen de 68 × 81 cm, como si se tratara de un fantástico rompecabezas que se va descubriendo a medida que se sigue el orden narrativo.
Las cartulinas vienen guardadas en un estuche, en el que te indican la dirección y el sentido de las fichas para componer la historia.
Las ilustraciones, ricas en colorido y en detalles, están integradas en un texto sencillo y claro, escrito con letras mayúsculas en la parte posterior de cada una de las fichas y en minúsculas en el interior del estuche.
Compuesta la historia sobre el suelo, ocupa un buen espacio. El dibujo final es muy atractivo, lleno de detalles que a los niños les encanta observar para descubrir.
Es otra propuesta de lectura muy diversa: individual o en grupo, componer el dibujo y leer, leer cada ficha e ir construyendo, repartir las fichas y hacer la historia solos, crear nuevas historias con algunas fichas, buscar y encontrar…
Será sin duda una oportunidad para hablar y expresarse, para recordar, para imaginar y secuenciar.
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Y la tercera caja de cartas, destinada a lectores un poco más adultos por el tipo de ilustraciones y por ser más conceptuales las ideas que desbordan, es la historia de un hombre y el mar.
¿Qué hace un hombre con una sardina en la cabeza?
El viejo Capitán Sargazo iba por la calle como sin rumbo con una carta náutica gastada y llena de dibujos. Ahora esa carta ha llegado hasta nosotros y tal vez podamos descubrir por qué el capitán terminó con una sardina en la cabeza, a través de los dibujos.
Esta lectura se compone de 36 fichas de cartón (24 de imágenes y 12 con texto) para construir historias.
Los textos son frases muy sencillas y sugerentes.
Las imágenes muy minimalistas en tonos azules y naranjas, como referencia a la tierra y al mar.
El juego llega a ser divertido pero hay que tomarle el pulso: nuestra imaginación necesita un poco de cera para relacionar de manera fluida imágenes y construir situaciones con sentido, provocadoras, divertidas o absurdas.
Tampoco debe haber muchas normas para este juego. Lo que sí recomendamos es practicar estrategias variadas, y especialmente al principio cuando ante todas las cartas nadie se atreve a comenzar.
Por ejemplo, una sencilla técnica para el inicio es tomar una frase y a continuación elegir dos cartas con dibujos que supongan parte de la historia.
No tenemos por qué utilizar todas las cartas. Comienza creando historias cortas. Así nos ha salido ésta en las primeras veces:
Todo el mundo comentó lo que pasó ese día…
El viejo Capitán Sargazo cogió su barcaza y a su gallina, que siempre le acompañaba sobre su cabeza. Ya en el mar, se quedó dormido profundamente con el vaivén de las pequeñas olas.