“Hay que acostar a los niños leyendo un libro
y no mirando la televisión”. (Tonucci)
El pedagogo italiano Francesco Tonucci durante la presentación de la conferencia «Más juego, más movimiento: más infancia» destinada a docentes, educadores, bibliotecarios y profesionales vinculados con la primera infancia, se centró en el derecho a jugar, buscando interpelar a los adultos sobre las genuinas oportunidades que tienen los niños y las niñas en relación al juego y al movimiento
Seguidament comentó que si bien la
lectura relajada ayuda a desarrollar la percepción de la persona para
comprender el mundo que la rodea, la
lectura analítica aumenta el flujo de sangre hacia el cerebro en general, pero específicamente hacia la
corteza prefrontal. Esta región se ocupa de una serie de procesos cognitivos
que trabajan para ayudar a la administración de la atención y la realización de
actividades complejas. Estos resultados preliminares darán como resultado una
investigación más profunda sobre cómo la lectura puede moldear y cambiar la
cognición de la gente. Leer con nuestros hijos obras que les dejen un mensaje
de unidad entre la gente, de responsabilidad mutua y de empatía
hacia sus semejantes es indispensable.
El artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989,
establece que los estados que la suscriben “reconocen el derecho del niño
al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas
propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las
artes”. En ese
sentido, para el pedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci, “es jugando
como el niño se desarrolla, y por eso le es reconocido como un derecho”.Y para jugar, no es necesario gastar un dineral en los juguetes
más avanzados a nivel tecnológico. No. “Los buenos juguetes cuestan muy poco.
“El barro es el príncipe de los juguetes -continuó Tonucci-. El barro no es nada y puede ser todo. Y a lo largo de la historia de la
humanidad, ha sido un material que ha servido para hacer infinidades de cosas.
Es un material riquísimo. Y en manos de los niños…” Tonucci no termina la frase y dibuja
con su mano abierta un rulo en el aire. La metáfora tiene una explicación: “Un
buen juguete es lo que se presta a muchos usos, con distintas condiciones
sociales”, agrega el pedagogo, que luego enumera y clasifica como buenos
juguetes a la pelota y a la muñeca...
Pero Tonucci deja para el final la referencia a otro “buen
juguete”: el libro. “A mí me gusta mucho pensar que algún día un padre le dará
dinero a su hijo, lo llevará a una librería y le dirá: ‘Elige un libro’.” Ese
libro, seguramente, se irá a una casa, de la mano de ese niño, esperando ser
leído. Y para Tonucci ahí nace la relación que generará un nuevo lector: “Creo
que lo más importante es ofrecer a los niños la experiencia de la escucha. No
se puede aprender a leer bien y con gusto sin haber vivido, sin haber tenido
una experiencia de gozar con la escucha de un adulto que lea al niño. Pero como
no todas las familias pueden acceder a ese derecho, es obligación de la escuela
hacerlo para todos los niños, de manera que todos tengan una experiencia básica
fundamental para pasar a la parte técnica del aprendizaje de la lectura”.
Para
“Frato”, como lo apodan al pensador y dibujante italiano, “un niño debería empezar a leer
porque desea leer; porque
vivió la experiencia fascinante de la escucha de la lectura de libros que un
adulto le regaló a lo largo de días y días”, y considera que esto debería ser
costumbre en las escuelas, con una franja horaria establecida para tal fin.
“Esta es la única garantía de que en esos niños pueda surgir el deseo de
aprender a leer. Una vez hecho esto, lo más importante ya estará conseguido, y
después el aprendizaje instrumental de la lectura es una cosa que los niños hoy
en día aprenden solos”, agregó.
Finalmente, para arrojarse a la práctica de la lectura con un
niño, Tonucci recomienda “leer sin temor, sin pensar que se está perdiendo el
tiempo o que se podría hacer algo de mayor importancia”. Y antes de ir a la
cama “acompañar a los niños a dormir
leyendo un libro y no mirando la televisión, lo que constituye las bases de la
lectura”.