¡¡ Romped las cadenas,
encended el espíritu,
transformáos en estrellas
y dad vida al Magnífico Espectáculo!!
Comenzamos un Nuevo Año con
estas palabras inspiradoras, así como en el inicio de un especial
acontecimiento, y leídas en las páginas de Olga de Papel.
Queremos compartirlas y que sean
aliento para continuar, mejorar o cambiar en ocasiones el rumbo de nuestro
timón.
Olga de papel. El viaje
extraodinario
Esta es una historia de viajes:
viajes reales en los que recorrer mundo, y viajes interiores en los que
conocerse a uno mismo. Estos son los dos viajes permanentes que nos plantea
siempre la literatura y en los que el lector termina también sacando pasaje.
Olga
de papel es un viaje en
busca de la identidad personal. Un viaje tal y como lo hacían los héroes
clásicos en donde superaban pruebas, arriesgaban su vida, reconocían de dónde
venían y quiénes eran realmente para finalmente regresar a casa fortalecidos.
Y este viaje es narrado por una niña de 11 años, Olga Tindal, que era una chiquilla fina como una ramita, comía como un pajarito,
cogía poco aire al respirar y su existencia, casi siempre, apenas hacía ruido,
tan solo un leve rumor, como la hoja de un libro movida por el viento.
La niña
tenía la maravillosa habilidad de ensimismar a todos los que la escuchaban en
el pueblo de Balicó, porque
era una virtuosa narradora.
… cuando Olga Tindal empezaba a
contar, quienes estaban cerca aguzaban el oído, las ventanas se entreabrían, en
los patios las voces cesaban, rostros de curiosidad asomaban entre la ropa
tendida y quienes estaban en casa salían arrastrando consigo una silla.
Y eso le
venía ya de su bisabuela Ida,
que adoraba tanto las historias que hasta escribió una carta al párroco, en la
que le rogaba que sustituyera la estatua del Santo Patrón por un momumento a
los cuentacuentos.
En estas narraciones orales
escuchadas ya desde muy pequeña la madre de Olga…
…Recordaba todas las poesías
que había aprendido y se las había enseñado a su hija. De verso en verso, Olga
había adquirido conocimientos de rimas y estaciones, sobre todo las de la vida,
de métrica y amores incontestables, de acento y dichas excelsas, de estrofas y
guerras, de héroes, de tierras y de animales que iban y venían…
Esta historia es también un homenaje a lo oral y lo narrado.
Olga Tindal narra el
extraordinario viaje de Olga de papel, que es de verdad una niña de papel.
De modo
que en la obra cohabitan dos escenarios e historias: el real en el que habita Tindal la narradora, y el imaginario ocupado
por la niña de papel. Hay guiños en las páginas a obras tan conocidas con El mago de Oz, Alicia en el país
de las maravillas o Pinocho, y a
cuentos clásicos como Blancanieves.
Un frío día de invierno, en el
nevoso pueblo de Montetabá, nació una niña de papel. El excepcional
acontecimieto llamó la atención de la gente, pero, como cosas parecidas habían
ocurrido ya en las altas montañas de aquella región remota, las murmuraciones
se acallaron muy pronto.
Olga de papel emprenderá un viaje
en busca de la maga Auselia para
convertirse en una niña de verdad.
En este viaje hay dos asuntos que nos
han apasionado.
Por un
lado el encuentro con personajes muy variopintos, humanos y animales,
que constituyen relatos dentro de la gran historia, y en los que con cada uno
de ellos se produce ese momento ante lo desconocido, ante la incertidumbre del
recién llegado que debe elegir si confiar o no en quien acaba de conocer.
Y esta decisión que provoca vértigo y
sensación de aventura, tendrá consecuencias en los acontecimientos. Un tejón
que hablaba, un vendedor de sendas, el globo del señor Melo, el viaje en barca
con Ik que vivía en la tierra del hielo, la gran familia del carromato, la
princesa del flamenco…
Y por
otro lado, nos ha encantado la presencia de la naturaleza viva
y salvaje en toda la historia: animales, árboles, paisajes y estaciones
recorren todas las páginas con una fuerza brutal y maravillosa.
Durante el camino, Olga vio una
pareja de halcones volando en círculos sobre el valle y tres palomas huyendo,
descubrió la cola de una culebra, oyó a abejas y grillos, se detuvo a admirar
una bandada de estorninos que cambiaba de forma en el cielo y, cuando el sol
estaba a punto de ponerse detrás de la ladera, vio lo que deseaba ver más que
cualquier otra cosa: árboles. Muchos árboles.
Lo cierto es que el
libro guarda muchas escenas escritas que provocan en el lector escenarios
imaginados de una gran belleza.
¿Puedes ver a una funámbula andar de
puntillas, armoniosa y con sumo cuidado justo sobre el filo del horizonte de
una bahía al atardecer?
La
historia contada, la imaginaria, la de Olga de papel está
llena de belleza. Es también muy divertida, muy aventurera, llena de preguntas
existenciales que sin duda empujarán a los lectores a pensar y a conversar
sobre los matices de cada personaje y de cada situación.
La historia real, la de la narradora, la de Olga Tindal, te saca
del escenario inventado para reconocer a personajes más cercanos que viven
experiencias familiares conectadas con lo actual, que tienen amigos especiales
y a veces molestos compañeros de clase, o que los vecinos hablan con palabras
del lugar:
-¿Dedón
reviés, libérbula, dón estíes si afora llieve?
Y siempre, de manera inevitable,
haremos viajes de ida y vuelta entre lo real y lo imaginario, haremos
conexiones y paralelismos entre lo escrito y lo vivido, le pondremos palabras a
cosas albergadas en la intuición y seguramente, daremos un poco más de sentido
a los avatares de la vida.
Será un placer cuando la protagonista
vuelva a casa, pero no dejarás de pensar en todo lo que le sucedió y a todos
los que encontró en su viaje.
Elisabetta Gnome es la autora.
Escritora, periodista y guionista italiana, es conocida por haber escrito la
serie W.I.T.C.H., y las cinco brujas adolescentes dieron
paso a programa de cómics, revistas, novelas, DVDs y una serie de televisión.
Dirigió para Disney algunas publicaciones como Bambi o Winnie the Pooh. Después escribió la famosa trilogía del
mundo mágico de Fairy Oak.
La
historia de Olga de papel viene
acompañada por unas ilustraciones hechas en papel que no quiero que dejes de
mirar y apreciar porque son muy especiales.
Las ha
realizado Linda Toigo con la técnica ‘papercut’,
que consiste en recortar el papel con un cúter para componer escenas y
personajes.
Una serie de 12 ilustraciones en papel que
realizó siguiendo este proceso: primero las dibujó en una fina hoja de
papel en blanco, después se pegaron con cinta adhesiva en una tarjeta negra y por
último las cortó cuidadosamente con una cuchilla afilada.
Mi diseño se inspira en la técnica del siglo
XIX de retratos de silueta: los personajes se describen con líneas simples,
enriquecidos por decoraciones y definidos por sus prendas y objetos favoritos – Comenta
la artista.
Me
encantaba ver a los personajes saliendo del papel mientras cortaba el material.
MOLT INTERESSANT EL PROCÉS DE REALITZACIÓ DE LES IL·LUSTRACIONS
Buen viaje para todos